Eva Perón siempre fue objeto de críticas e insultos que la calificaban como “loca, bastarda y trepadora”. Caracterizada por siempre estar en el ojo del huracán por su figura en el mundo de la política siendo mujer y su lucha para ser valorada como tal.

Eva se convirtió en el blanco de agresiones infundadas de los sectores conservadores para subestimar su figura de líder política y feminista. Sin embargo, esto solo le impulsó a continuar con su sueño, convirtiéndose en una mujer ícono del feminismo por su lucha incansable.

Eva Perón fue conocida como Evita, convirtiéndose en ícono feminista

Evita, como de cariño se le recuerda, ocupó un rol fundamental en la promoción de la participación política de las mujeres y abrazó las necesidades para transformarlas en derechos.

frases feministas de Eva Perón
Eva Perón fue una de las mujeres más luchadoras de Argentina que ha dejado un legado en el feminismo

Eva Perón: Ícono del feminismo

Eva María Duarte, mejor conocida como Eva Perón o “Evita” nació el 7 de mayo del año 1919 y murió el 26 de Julio de 1952.

Mujer con una voluntad inquebrantable, con convicciones definidas y definitivamente guerrera para adentrarse en la lucha de la mujer

Fue una mujer destacable en el sector de la política, actriz argentina y además primera dama de este país durante la presidencia de Juan Domingo Perón, quien fue su esposo.

Eva destacó siempre por su lucha incansable, inclusive llegó a ser presidenta del Partido Peronista Femenino y de la Fundación Eva Perón, creada por ella misma.

Fue una dama con un origen bien humilde, dedicada a la actuación donde alcanzó renombre en el teatro, en el radio teatro y en el cine. También, destaca como una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina (ARA).

Definitivamente una mujer que marcó un camino en la lucha feminista, y hoy en día aun su legado continúa con millones de mujeres en el mundo que promueven su lucha para hacerle frente al patriarcado.

Frases feministas de Eva Perón1
Evita marcó un antes y después en el mundo de la política pero también en el sector de la lucha por os derechos sociales de las mujeres

Frases feministas de Eva Perón

Descubre algunas de las frases que marcaron la historia en la vida de “Evita”, sobre todo por ser bandera en la lucha feminista.

  1. Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad.
  2. Ha llegado, en síntesis, la hora de la mujer argentina redimida del tutelaje social, y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna.
  3. “Vosotras mismas, espontáneamente, con esa cálida ternura que distingue a las camaradas de una misma lucha, me habéis dado un nombre de lucha: Evita.
  4. Prefiero ser solamente Evita a ser la esposa del Presidente, si ese “Evita” es pronunciado para remediar algo, en cualquier hogar de mi Patria.
  5. La mujer del Presidente de la República, que os habla, no es más que una argentina más, la compañera Evita, que está luchando por la reivindicación de millones de mujeres injustamente pospuestas en aquello de mayor valor en toda conciencia.
  6. La voluntad de elegir, la voluntad de vigilar, desde el sagrado recinto del hogar, la marcha maravillosa de su propio país.
  7. Ahora, a cuatro años de aquella elección, me resulta fácil demostrar que efectivamente fue así.
  8. Nadie sino el pueblo me llama Evita.
  9. Solamente aprendieron a llamarme así los descamisados.
  10. Ellos no ven en mí más que a Eva Perón.
  11. Los descamisados, en cambio, no me conocen sino como Evita.
  12. Como mujer siento en el alma la cálida ternura del pueblo de donde vine y a quien me debo.
  13. Sangra tanto el corazón del que pide, que hay que correr y dar, sin esperar.
  14. Donde existe una necesidad nace un derecho.
  15. De nada valdría un movimiento femenino en un mundo sin justicia social.
  16. Si una mujer vive para sí misma, yo creo que no es una mujer o no puede decirse que viva.
  17. El hombre puede vivir exclusivamente para sí mismo. La mujer, no.
  18. Yo no pude acostumbrarme al veneno y nunca, desde los once años, me pareció natural y lógica la injusticia social.
  19. Los síntomas de la injusticia social en que vivía nuestra Patria se me aparecían entonces a cada paso; en cada recodo del camino; y me acorralaban en cualquier parte y todos los días.
  20. Todos, o casi todos, tenemos en la vida un “día maravilloso”. Para mí, fue el día en que mi vida coincidió con la vida de Perón.
  21. Yo no estuve en la cárcel con él; pero aquellos ocho días me duelen todavía; y más, mucho más que si los hubiese podido pasar en su compañía, compartiendo su angustia
  22. Desde aquel día pienso que no debe ser muy difícil morir por una causa que se ama. O simplemente: morir por amor.
  23. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar.
  24. Su rara insistencia me iluminó: ¡aquel “encargarme de sus trabajadores” era su palabra de amor, su más sentida palabra de amor!
  25. Se la di entonces y se la sigo dando. Mientras viva no me olvidaré que él, Perón, me encomendó a sus descamisados en la hora más difícil de su vida.
  26. A veces me suele decir cariñosamente el mismo Líder que soy “demasiado peronista”.
  27. “Desde que yo me acuerdo cada injusticia me hace doler el alma como si me clavase algo en ella. De cada edad guardo el recuerdo de alguna injusticia que me sublevó desgarrándome íntimamente”.
  28. Recuerdo muy bien que estuve muchos días tristes cuando me enteré que en el mundo había pobres y había ricos; y lo extraño es que no me doliese tanto la existencia de los pobres como el saber que al mismo tiempo había ricos.
  29. Nunca la oligarquía fue hostil con nadie que pudiera serle útil. El poder y el dinero no tuvieron nunca malos antecedentes para un oligarca genuino.
  30. Cuando un obrero me llama “Evita” me siento con gusto “compañera” de todos los hombres que trabajan en mi país y aun en el mundo entero.
  31. Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita figurase alguna vez en la historia de mi Patria.
  32. A veces, la gente me pregunta qué soy yo para los obreros de mi país. Yo prefiero explicar primero qué son los obreros para mí.
  33. No tengo aspiraciones de profeta; pero estoy firmemente convencida de que, cuando el siglo se cumpla, los hombres recordarán con cariño el nombre de Perón; y lo bendecirán por haberles enseñado a vivir.
  34. Cuando elegí ser Evita sé que elegí el camino de mi pueblo.
  35. Sangra tanto el corazón del que pide, que hay que correr y dar, sin esperar.
  36. Pongo junto al alma de mi pueblo, mi propia alma.
  37. Renuncio a los honores, pero no a la lucha.
  38. Donde existe una necesidad nace un derecho.
  39. Vosotras mismas, espontáneamente, con esa cálida ternura que distingue a las camaradas de una misma lucha, me habéis dado un nombre de lucha: Evita.
  40. Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo.
  41. Yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria.
  42. Le tengo más miedo al frío de los corazones de los compañeros que se olvidan de donde vinieron, que al de los oligarcas.
  43. No nos alcanzará el alambre de fardo para colgar a los contreras.
  44. Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle, por eso no me deslumbró jamás la grandeza del poder y pude ver sus miserias.
  45. Nunca me olvidé de las miserias de mi pueblo y pude ver sus grandezas.
  46. Daría mi vida por Perón y por el pueblo.
  47. Aparento vivir en un sopor permanente para que supongan que ignoro el final… Es mi fin en este mundo y en mi patria, pero no en la memoria de los míos.
  48. Ahora si me preguntasen qué prefiero, mi respuesta no tardaría en salir de mí: me gusta más mi nombre de pueblo.
  49. Como mujer siento en el alma la cálida ternura del pueblo de donde vine y a quien me debo.
  50. Tenemos que convencernos para siempre: el mundo será de los pueblos si los pueblos decidimos enardecernos en el fuego sagrado del fanatismo.
  51. A la mujer de Franco no le gustaban los obreros, y cada vez que podía los tildaba de rojos porque habían participado en la guerra civil. Yo me aguanté un par de veces hasta que no pude más, y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del pueblo sino por imposición de una victoria. A la gorda no le gustó nada.
  52. Los hombres de gobierno, los dirigentes políticos, los embajadores, los hombres de empresa, profesionales, intelectuales, etc., que me visitan suelen llamarme Señora; y algunos incluso me dicen públicamente Excelentísima o Dignísima Señora y aún, a veces, Señora Presidenta.
  53. Porque estoy segura que solamente dándola (el alma) me ganaré el derecho de vivir con ellos por toda la eternidad.
  54. Ellos no pueden ser idealistas, porque las ideas tienen su raíz en la inteligencia, pero los ideales tienen su pedestal en el corazón.
  55. Y me sentiría debidamente, sobradamente compensada si la nota terminase de esta manera: De aquella mujer sólo sabemos que el pueblo la llamaba, cariñosamente, Evita.
  56. Por eso los venceremos. Porque aunque tengan dinero, privilegios, jerarquías, poder y riquezas no podrán ser nunca fanáticos. Porque no tienen corazón. Nosotros sí.
  57. Ellos siempre me tendrán presente, por la simple razón de que siempre habrá injusticias y regresarán a mi recuerdo todos los tristes desamparados de esta querida tierra.
  58. Cuando un pibe me nombra Evita me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama Evita me siento con gusto compañera de todos los hombres.
  59. Prefiero ser solamente Evita a ser la esposa del Presidente, si ese «Evita» es pronunciado para remediar algo, en cualquier hogar de mi Patria…
  60. Mis descamisados, yo quisiera decirles muchas cosas, pero los médicos me han prohibido hablar. Yo les dejo mi corazón y les digo que estoy segura, como es mi deseo, que pronto estaré en la lucha, con más fuerza y más amor, para luchar por este pueblo al que tanto amo, como lo amo a Perón… Pero si no llegara a estar por mi salud, cuiden al general, sigan fieles a Perón como hasta ahora, porque eso es estar con la Patria y con ustedes mismos (17 de octubre de 1951).
  61. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente.
  62. Así, fanáticas quiero que sean las mujeres de mi pueblo. Así, fanáticos quiero que sean los trabajadores y los descamisados.
  63. “Aquí está hermanas mías una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas. Esto se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, sobre las negaciones y los intereses creados por las castas repudiadas por nuestro despertar nacional”.
  64. “El derecho de sufragio femenino no consiste tan sólo en depositar la boleta en la urna. Consiste esencialmente en elevar a la mujer a la categoría de verdadera orientadora de la conciencia nacional”.
  65. Ladran Sancho, señal que cabalgamos.
  66. La madre de familia está al margen de todas las previsiones. Es el único trabajador del mundo que no conoce salario, ni garantía de respeto, ni límite de jornadas, ni domingo, ni vacaciones, ni descanso alguno, ni indemnización por despido, ni huelgas de ninguna clase”.
  67. “Todo eso –así lo hemos aprendido de chicas- pertenece a la esfera del amor… ¡y lo malo es que el amor muchas veces desaparece pronto del hogar y todo pasa a ser trabajo, obligaciones sin ningún derecho. ¡Servicio gratuito a cambio de dolor y sacrificios!”.
  68. “¿Por qué, si rendimos igual, nos han de pagar menos?”.
  69. “Parecían estar dominadas por el despecho de no haber nacido hombres, más que por el orgullo de ser mujeres. Creían incluso que era una desgracia ser mujeres… Resentidas con las mujeres porque no querían dejar de serlo y resentidas con los hombres porque no las dejaban ser como ellos, las feministas, la inmensa mayoría de las feministas del mundo en cuanto me es conocido, constituían una rara especie de mujer… que no me pareció nunca del todo mujer…”.
  70. “El vientre de la mujer es la cuna sagrada donde se genera la vida”.
  71. “Daría mi vida por Perón y por el pueblo. Porque estoy segura que solamente dándola me ganaré el derecho de vivir con ellos por toda la eternidad. Así, fanáticas quiero que sean las mujeres de mi pueblo. Así, fanáticos quiero que sean los trabajadores y los descamisados”.
  72. “Son los hombres inspirados los que iluminan al pueblo, y los fanáticos quienes lo extravían”.
  73. Ha llegado la hora de la mujer argentina, íntegramente mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora ínfima.
  74. Quiero decirles la verdad de una humilde mujer del pueblo. ¡La primera mujer del pueblo que no se dejó deslumbrar por el poder ni por la gloria!
  75. Me exigieron mayores derechos para las mujeres, porque sé lo que las mujeres tenían que soportar.
  76. Las sombras no se ven a sí mismas en el espejo del sol.
  77. Parecieran estar dominadas por el despecho de no haber nacido hombre, más que por el orgullo de ser mujeres.
  78. Algunas mujeres creían incluso que era una desgracia ser mujer.
  79. Resentidas con las mujeres porque no querían dejar de serlo y resentidas con los hombres porque no las dejaban ser como ellos “las feministas”.
  80. La inmensa mayoría de las feministas del mundo en cuanto me es conocido, constituían una rara especie de mujer; que no me pareció nunca del todo mujer.
  81. Sé que, como todas las mujeres del pueblo, tengo más fuerzas de las que aparento tener.
  82. Así, fanáticas quiero que sean las mujeres de mi pueblo.

El recorrido por sus frases más célebres más feministas, sin duda alguna refleja una etapa cambiante en Argentina; donde se destacó la figura de Evita.

la HISTORIA de evita NARRA HECHOs QUE LA CONVirtieron EN UNA DE LAS MUJERES MÁS QUERIDAS DE SU PAÍS HASTA LA FECHA

Sin duda, el nombre de Eva Perón se ha marcado en letras doradas al ser el estandarte de la defensa de los derechos humanos de las mujeres, quien a través de su vida dentro de la escena política, se dedicó a la construcción de algunos hospitales, asilos y escuelas; pero demás destaca por apoyo y búsqueda de una posición activa en la lucha por los derechos sociales y laborales.

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